sábado, 6 de septiembre de 2008

Quienes Somos

Mujeres de Negro es un colectivo internacional de mujeres pacifistas.

Este movimiento internacional nace en Jerusalén en 1988, cuando un grupo de mujeres israelitas y palestinas, deciden salir vestidas de negro y en silencio para protestar contra la ocupación israelí de los territorios palestinos. Desde ese día se manifiestan todos los viernes, una hora. Su lema fue y es: “Nuestros gobiernos son enemigos, pero nosotras somos amigas y unidas manifestamos nuestro rechazo a la violencia” (Mujeres de Negro palestinas y judías de Israel, 1988)

La línea de actuación, de Mujeres de Negro, implica la denuncia continua de la violencia que se ejerce desde los diferentes espacios de poder (gubernamentales, estatales, nacionalistas, culturales, religiosos o familiares) contra los grupos poblacionales, o personas, o culturas, que están en situación de “no poder”.

En todos y cada uno de estos espacios, y no casualmente, las mujeres son las victimas prioritarias y mayoritarias de todos los tipos de violencia: asesinatos, violaciones, mutilaciones, maltratos físicos y/o psicológicos, trafico de sus cuerpos y sus órganos, pobreza extrema, negación de su ser y estar (de sus necesidades y deseos, de sus palabras y sus hechos)

Esta Red reúne a las mujeres de todos los países de la ex Yugoslavia, Europa, EE.UU., América Latina, Asia y África.

Cada grupo mantiene una identidad y un camino propios

Nos manifestamos públicamente (generalmente en plazas) contra la violencia, con una imagen común:
DE NEGRO: en señal de duelo, para ser mas visibles.
EN SILENCIO: porque faltan palabras para poder explicar todos los horrores que sufren las mujeres en el mundo y en denuncia por la ausencia de voz de las mujeres en la historia.

En Uruguay además llevamos un lazo blanco en señal de paz, nuestro lema es: NI UNA MUERTE INDIFERENTE

MARCO DE REFERENCIA: (a nivel mundial)

Una de las acciones “base” de la Red Internacional de Mujeres de Negro, es el rechazo taxativo y absoluto a los conflictos bélicos y las sociedades militarizadas, entendidos como la expresión máxima de la estructura patriarcal y de sus medios de apoyo y reproducción; así como el análisis y búsqueda de alternativas, desde una ética feminista, para deconstruir un sistema basado en las relaciones de violencia y conseguir una convivencia pacifica y respetuosa entre diferentes.

La violencia ejercida sobre las mujeres es generalizada y extrema en situaciones de guerra (violaciones como botín de guerra, privación de su hábitat, familia y cultura, como refugiadas, madres de hijos muertos o guerreros en contra de su decisión, privadas de palabra, e identidad, utilizadas como objetos para la deshonra del oprimido, o para el honor del ganador); o bien es insidiosa, invisibilizada y naturalizada en situaciones de “presunta paz”.

La estructura patriarcal, originada en la acción violenta de apropiación del cuerpo, la sexualidad, los hijos, los bienes y el pensamiento de las mujeres, en base a su diferencia (capacidad de reproducción), se naturaliza, fortalece y hace extensiva a la apropiación de todos los grupos poblacionales, diversos a los que ostentan el poder político, económico, religioso y familiar; y se sostiene por medio de la violencia de la fuerza física, de las normas y leyes, o de las armas, tanto en la vida cotidiana como en las guerras.

Desde esta perspectiva la muerte física y las violaciones que se realizan en las guerras, las infibulaciones y mutilaciones a que son sometidas las niñas en tantas regiones africanas, forman parte del mismo escenario y tienen el mismo origen estructural, que la anulación física y violaciones conyugales de tantas mujeres occidentales, en su casa y en su cama, o que las múltiples intervenciones quirúrgicas y torturas a que se someten cantidad de jóvenes en nuestros países, para alcanzar una norma estética. Pasando por el terrorismo domestico, las violaciones de niñas por miembros de su familia, el acoso laboral (mobbing) en empresas, el acoso sexual y las innumerables floras y faunas en que las mujeres somos ignoradas, ninguneadas, vejadas y enajenadas (viviendo ajenas a nuestras propias necesidades y emociones).

Es, desde ese sentimiento, de formar parte del colectivo primario y manejado por la estructura patriarcal, desde el lugar en que somos y nos sentimos con las mujeres, y otros grupos desposeídos, ya que todas y todos compartimos espacios de “enajenación” de diversa intensidad y peligro; dependiendo esto únicamente de la suerte o desgracia del sistema político que nos gobierna, de vivir en espacios mas o menos ambicionados por los poseedores, de tener una cultura mas o menos laica y flexible, o de compartir nuestra vida con hombres, que no utilizan los valores privilegiados asignados a su masculinidad.

Concluyendo lo dicho anteriormente, nuestro marco de referencia es el siguiente: Violencia contra las mujeres como origen, mantenimiento y reproducción de la estructura patriarcal de apropiación y destrucción de las /los diferentes.

NI UNA MUERTE INDIFERENTE

EN URUGUAY CADA 7 DIAS MUERE UNA MUJER VÍCTIMA DE VIOLENCIA DOMESTICA

ELEGIR EL SILENCIO, TE HACE COMPLICE..

DENUNCIÁ GRATUITAMENTE LLAMANDO AL 0800 4141